17 nov 2006

Iluminación

Sería falso decir que un día me desperté y ya era un Dandy Fresh, sería una farsa decir que no viví una transformación de Pengüinista a Dandy Fresh, sería completamente demente asegurar que nunca existió un proceso celosamente practicado que me oriento hacia el Dandy Freshismo; sin embargo recuerdo muy bien el día en el cual se revelo a mi la doctrina del Dandy Fresh, recuerdo un soleado día en el cual me resguardaba del calor a la sombra de una mata de feijoa (Acca sellowiana) mientras bebía unos refrescantes ponymotxos con buena compañía, mi camarada en una aireada conversación me exponía las grandes virtudes del alcohol, del tabaco y de otras sustancias de no menor seducción; cuando repentinamente sentí, oí los cantos de niños, dulces voces que cantaban, toma y lege, toma y lege, toma y lege, fue en ese momento de iluminación que me convertí, que me sentí, que fui un Dandy Fresh. Fue de ese momento en adelante que decidí dedicar mi ingenio, mi fuerza y mi vida al goce, al Dandy Fresh.