19 ene 2007

La Fée Verte

¡Oh! mágico licor, emborracha mi corazón.

En unos de mis múltiples viajes me encontré en un gélido paraje de los pirineos, donde deambule por unos cuantos meses; una vez conocido mi próximo destino, mi bella ciudad natal, donde los abrazos de mi amada me recibirían con naturalidad, decidí recopilar pequeños detalles (tipo souvenir) de mi aventura, vi esto y lo otro, compre aquí y allá, pero un día en la asombrosa Cava Besso que me enamoro con sus exquisiteces, encontré casi olvidada una sección dedicada a la dulce hada verde, con extrañeza contemple las botellas que allí se exhibían puesto que en mi saber estaba que este herbal elixir, en la mayoría de países se encontraba prohibido, prohibido quizás por sus imputadas propiedades que ha damas y caballeros en los más elegantes “lores y laidies” convertía, gracias a la magnánima pea, se decía, que sus bebedores se metían; este licor esmeralda que su riqueza encontró en los románticos y bohemios de la Paris de Rimbaud yo debía poseer; Absorto en mi descubrimiento invertí las pocas pesetas (Euros realmente) que mi bolsillo contenía y a la mas pequeña de las ánforas que al hada recogía, me hice yo cual Zaqueo por que realmente para nada mas podía; algunos días pasaron y a mi pesar la botella cada vez más pequeña se veía, pensando en mi amada María, mis amigos y a aquellos que aun no conocía, decidí que otra de las verduscas botellas se necesitaría; apiadada de mí, mi hermana con la cual vivía, se gasto otra de las glaucas botellas para que a mi patria llevara, no solo llevara si no que disfrutara; botellas en la maleta, equipaje en mano, de la rampa del avión este su servidor bajaba, acomodándome a mi nueva vida, con mi amada las botellas destape, siguiendo el rito que todo esto demandaba; cucharillas, hielo, agua y azúcar, el licor bajaba por nuestras castas gargantas que por este licor imploraba; la cosa cambia en un parpadear, el enigmático sabor que a tantos encantó, yo ya lo había saboreado. ¿Dónde? ¿Dónde? Mi mente deambuló, mi querida esposa lo mismo se pregunto y en unos instantes con su propietario dimos, tan cercano y amado que no revelare el nombre de este licor que su sabor comparte con la fantástica ninfa esmeralda y esto lo hago no por hacerme rogar si no por que en segundos (o su fracción) la duda en placer se convirtió; el licor a mi mente se subió y en sus dulces brazos me encontré, sin saber quien era o que hacia acá, en la mas extraña borrachera me hallé, no tuve duda ni sentí pavor al juzgar que de mi mente el hada se apropió; advertí risa, desengaño, sosiego y satisfacción como si frente a mi mismo estuviera yo.
Claramente me encuentro sin calificativos para describir lo que hace esta hada en tu interior y exhorto a todos aquellos que sin la mínima preocupación leen este texto, que del hada de la que les hablo yo, se hagan cómplices sin reparo alguno. Los más traviesos se han de preguntar en este momento ¿cuántas de estas botellas le quedan a este señor? Y para mi alegría y desden he de decir que la ultima esta ya cerca de su fin.


Así que elevo mi suplica a mi querido hermano que en “La Vall” se encuentra, por favor, te imploro, cuando vuelvas a tu tierra tráeme con tigo otra, Absenta El Túnel se llama ella.